La última semana ha estado marcada por las siguientes noticias en el mundo de la pocería, el alcantarillado y los desatrancos y desatascos en la red saneamiento de aguas residuales:
1) Los riesgos de trabajar bajo tierra. Para quienes trabajamos en el subsuelo, toda precaución es poca. En el caso de los profesionales de la pocería y el saneamiento de aguas residuales, los riesgos más habituales a los que nos exponemos abarcan desde el peligro de aplastamiento motivado por los desprendimientos de tierra hasta la intoxicación por la acumulación de gases subterráneos.
La mayoría de trabajadores y empresas españolas de nuestro sector somos muy conscientes de estos peligros y extremamos las precauciones, lo que ha minimizado la siniestralidad en nuestro oficio (aunque el riesgo cero no existe). Pero, desgraciadamente, hay otros países en los que aún son muchos los compañeros que pierden la vida en las alcantarillas.
El último ejemplo lo hemos visto hace unos días, cuando dos trabajadores bolivianos, Carmelo Cossío y René Cossío, perdieron la vida en las cloacas. Al parecer, ambos hermanos fueron víctimas de la letalidad del gas metano, pero también, de la precariedad y la inseguridad bajo la que todavía hoy desarrollan su actividad demasiados poceros en todo el mundo.
Vaya desde aquí nuestro reconocimiento para todos ellos. DEP
2) Las toallitas que se tiran por el WC son basuraleza. Las asociaciones SEO/Birdlife y Ecoembes están llevando a cabo el Proyecto Libera, que consiste en recoger toda esa basura que tiramos a los espacios públicos y cuya acumulación no sólo estropea el paisaje, sino que supone un importante problema medioambiental e incluso de salud para las personas. Fruto de este proyecto ha nacido el concepto basuraleza, que sirve para definir toda esa porquería que termina contaminando los ecosistemas.
Entre los principales responsables de la basuraleza encontramos a las toallitas húmedas que muchas personas todavía siguen arrojando por el WC. Los desatrancos de los tapones provocados por estas toallitas suponen un gasto cada vez mayor para los ayuntamientos españoles, pero peor es que son productos no biodegradables que terminan ensuciando nuestros mares y ríos e incluso sirviendo de alimento para los peces. Por ello, es tarea de todos limpiar el medio ambiente de basuraleza, pero también no generarla.
3) Reducir los desatrancos mediante el etiquetado: Lo hemos dicho una y mil veces: la mayoría de los desatrancos que los poceros realizamos últimamente en las redes de saneamiento de aguas residuales tienen como responsables a las toallitas higiénicas que se tiran por el WC a pesar de no ser desechables. Y este problema no sólo se resuelve con campañas de sensibilización social, sino también con una mayor claridad en el etiquetado.
Tal como explican en este artículo, las principales marcas de toallitas húmedas indican en sus envases que sus productos pueden arrojarse por el retrete. Y no es cierto, tal como reiteramos los poceros, pero también las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR), los estudios realizados por las organizaciones de consumidores y usuarios e incluso el Ministerio de Medioambiente.
Pero el caso es que estas toallitas se siguen comercializando sin ningún tipo de limitación o sanción, como “papel higiénico húmedo” y bajo el símbolo de producto biodegradable. Y eso a pesar de que las toallitas contienen celulosa (al igual que el papel), pero también fibras sintéticas y otras sustancias que no se desintegran en las alcantarillas (sino que se fusionan hasta formar gigantescas bolas de porquería). Por tanto, sería recomendable exigir a quienes venden toallitas húmedas que adviertan de que no son desechables, para acabar con la confusión existente entre la ciudadanía.
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